lunes, junio 30, 2025
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De filosofía y cosas peores

                                                   Michael Torresini    

Un mercado es gente con dinero y con predisposición a gastar su dinero. Esto aplica a todo, empezando con la defensa más veraz y poderosa que tienen los países productores de droga en contra de la prepotencia americana que impone cooperación cuando SU problema es debido al hecho que SUS ciudadanos la buscan ya que son tan pobre que la única cosa que tienen es el dinero…Lo mismo, el mismo concepto es aplicable a la producción cinematográfica actual que carece de arte, de buen gusto, de cultura-precisamente porque el mercado no tiene estos atributos-y esta tendencia se acentúa más y más con la invasión de la video-cultura en la cual no se usa el discurso articulado, sino las imágenes que se entienden usando solamente la vista y sin la necesidad de usar el celebro.

Me acuerdo perfectamente de una película que vi en Milán hace como medio siglo cuando era jovencito, “Viva Zapata”, y me la acuerdo simplemente porque es una obra maestra, cuando también en los EEUU se hacían excelentes películas como esta con Marlon Brando.

Desde los setentas pasemos a los noventas, de hecho, apena había llegado a México y estaba en el DF para cumplir con toda la tramitología mexicana, esta pesadilla…y todavía se podía apreciar buenas películas gringas, aunque ya no tan seguido.

Ahora el vacío lo llena todo y se cubre con continua acción sinsentido para llenarlo-que los centennials hasta admiran por su parecido intelectivo, por su cabeza cuadrada como el celular que siempre tienen en mano.

Perdonen la redundancia, pero me necesitaba esto aburrido preámbulo para darme la motivación de ilustrar una película que acabo de ver en Netflix. Las pocas buenas ya las he vista y todas las demás las he empezada y cambiada unos minutos después. Pero EL CURANDERO me fascinó durante casi dos horas y media. Esto pese al hecho que siempre veo películas en su idioma original y aquí no pude ya que no hablo polaco.

Pero pormenores a parte es una obra maestra, es una película que retrae realísticamente la naturaleza humana con todas sus recónditas profundidades. Estamos en la Polonia del comienzo del siglo XX cuando la división de clase y la nobleza es muy poderosa. El “curandero” es de hecho un famoso neurocirujano que tiene una preciosa niña y una esposa infiel que lo deja llevándose la niñita-de allí a su mala suerte, desde el altar al polvo- y su vida de vago andrajoso y sin memoria. No se acuerda de nada por una golpiza que padeció y sobrevive con humildes trabajos, pero cada vez que presencia un accidente o un problema de salud cura los pacientes sin que nadie, ni siquiera él, entienda cómo. No sabe ni su nombre, pero sabe curar-y quizá me gustó más aún a mi personalmente porque algo de parecido se pasa conmigo: Llega una paciente y me dice cuando fue conmigo y que es la esposa de fulanito, etcétera-yo no me acuerdo nada, pero cuando la meto boca abajo y empiezo a pasar mis dedos por su columna, entonces y sólo entonces me acuerdo todo-no acuerdo la persona de donde es o de quien es esposa, sino me acuerdo perfectamente de la posición de sus vertebras, de cómo estaban viendo-con la yema de mis dedos, como están en el momento presente. Y no sobra decirlo que todos los problemas salen desde vértebras desalineadas que son la única causa de los padecimientos-y que se curan solamente realineando las vértebras que, siendo lo que cuenta, no padecen el olvido.

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