jueves, septiembre 25, 2025
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EN LA OPINIÓN DE GOYO

 

“Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”

La política se refiere al sistema y procesos en la toma de decisiones que organiza a la sociedad, la lucha por el poder, el ejercicio de la autoridad y la distribución de recursos a través de instituciones; por otra parte el fanatismo es un apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de una creencia, una opinión o una causa que se caracteriza por la intolerancia, el dogmatismo y la irracionalidad, rechazando el diálogo y el pensamiento crítico.
El fanatismo se manifiesta como una adhesión incondicional e inflexibilidad ante las opiniones ajenas, llevando a la persona a creerse en posesión de la verdad absoluta y a actuar de manera radical o violenta.
En concreto la política es el arte, la doctrina o la práctica referente al gobierno que promueve la participación ciudadana.
Cuando la política se vuelve fanatismo la sociedad se divide, la política es el arte de unir voluntades, pero cuando se convierte en fanatismo las ideas se convierten en muros, los ciudadanos en enemigos y el diálogo en guerra. Cuando esto sucede ya no importa la verdad sino quien grita más fuerte o quien tiene más dinero para pagar y que su voz se escuche, entonces ya no hay pensamiento, solo hay lealtad a un color, a un líder, a un grupo, y esto siempre daña a la sociedad.
El fanatismo político no construye democracia ni libertades, en realidad construye odio disfrazado de bienestar, y en esa guerra pierde todo el pueblo, pierden los que por una dádiva guardan silencio y pierden los que no están de acuerdo pero no hacen nada para cambiar las cosas; se pierde el respeto, se pierde la empatía y lo más grave, se pierde la libertad; porque cuando el pensamiento y las ideas se reemplazan por obediencia la sociedad se fragmenta y se vuelve ingobernable.
En sí la política debe privilegiar el diálogo por encima del odio, por eso cada día es más indispensable la participación de los ciudadanos en actividades políticas y de gobierno.
Desafortunadamente esta actividad se ha estigmatizado como algo malo, sin embargo la política no es dañina, son algunos políticos los que han fallado. Solo cuando tengamos mayor participación de la gente de bien en las decisiones de política y de gobierno vamos a poder avanzar como sociedad.
Es momento de mayor participación del sector productivo en actividades públicas; en la actualidad se convierte en indispensable la participación de empresarios, comerciantes, obreros, campesinos, agricultores, ganaderos, profesionistas y ciudadanos en general para que sus ideas no solo se queden en palabras, más bien se requiere un mayor interés de participar en política para que esas ideas se conviertan en acciones.
Es válido quejarse de los políticos y de los partidos, pero si la gente de bien no participa pues entonces será complicado poder cambiar las cosas, es razonable la queja sobre los políticos en general, sin embargo el ciudadano consciente que las cosas están empeorando debe participar para que esto cambie positivamente. Solo quejarse y quejarse sería como arar la tierra y no sembrar.
Es impostergable una mayor participación ciudadana en el ejercicio de poder público y la toma de decisiones dentro de los gobiernos para que nuestro país, el Estado y nuestro Municipio cambien para bien; pero para que esto suceda la sociedad civil debe trascender y pasar de las palabras a los hechos, de la queja a la acción porque quien solo se queja es parte del problema, pero si alguien actúa entonces se convierte en parte del cambio positivo. Si acaso deseamos cambiar nuestro alrededor es muy importante empezar con palabras pero siempre acompañarlas con acciones reales.

Bien lo cita el dicho popular. “Hechos son amores y no buenas intenciones”.

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