viernes, octubre 10, 2025
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LO ÚLTIMO

DE FILOSOFÍA Y COSAS PEORES

 

Michael Torresini

 

La culminación del binomio, de la coexistencia de la atención plena con la relajación total y placentera culmina en el concepto que expresa el presente, estar siempre en el presente. Ya he tratado de explicar este uso del lema presente diciendo que es como el aquí y ahora, un término muy usado en el lenguaje de la meditación. Pero pensándolo bien no es lo mismo: estar en el ahora significa abolir el tiempo que es una utopía total, pues el tiempo con el espacio, y más importante aun de él, es el contenedor de nuestra realidad circunstante. Sin tiempo no hay nada. Hace 20 años leí y releí un libro de un joven alemán, tal Eckhart Tolle, titulado El poder del ahora. Muy bueno en mucho sentido, pero con este dogma impuesto que a los filósofos no nos gusta para nada, lo de aceptar que el tiempo es una ilusión. Veinte años después me llamó la atención un video de 20 minutos que te inicia muy bien a la meditación, sobre bases reales, no creencias. Hay muchísimos y ni uno me gustó, sólo este. Estar en el ahora es una creencia. Pero el autor del video, tal Oscar Carrera, nunca habla del ahora y lo sustituye con la presencia, algo de mucho más realístico que al mismo tiempo alcanza la finalidad de la meditación. Estar presente nos confiere el mismo poder del ahora, pero sin pedirnos de olvidar el tiempo, sino quedándose en todo momento presente. El ahora es atemporal, el presente no, pero esta atención plena, esta conciencia plena que nos da nos quita la sensación del pasar del tiempo. Esto se obtiene concentrándonos en todo nuestro cuerpo. No tenemos un cuerpo y una mente, somos un cuerpo y una mente, y ahora la mente está ocupada sintiendo el cuerpo, lo que somos, nuestro cuerpo que vale la pena conocer mejor recorriéndolo todo desde los pies, sintiéndolos todos, sus vibraciones que aumentan mientras más nos concentramos en ellos, así que nos apoderamos de nuestro cuerpo, o por lo menos de lo que podemos sentir. Por ejemplo, yo no siento ni el corazón ni la próstata, pero si me concentro bien si los siento, claro no tanto como los pies o las manos, pero los siento suficientemente para enviar vibraciones de alta frecuencia que tiene poder curativo sobre bajas frecuencias. Es algo de difícil pero que se puede obtener, por lo menos en parte con la práctica. Otro ejemplo más sencillo: si tengo las narices tapadas, medito, me concentro en ellas y las libero.

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