Michael Torresini
La filosofía viene con los dilemas y las perplejidades que la vida y el mundo nos deparan. Cuando sentimos que responder a este llamado es vital para nuestra existencia es cuando empezamos a filosofar. Soy cansado de hablar en balde de la quiropráctica y ya sea cansado que exasperado de todo lo que hace Trump, cómo su desacuerdo con Sánchez de España que dejo la cumbre, exasperado más que yo…La frase “vital para nuestra existencia” no significa búsqueda del confort ni de la felicidad. Pues reconocer la verdad de algo puede ser desagradable, si bien la fuerza de lo verdadero puede reconciliarnos con nosotros mismos y el mundo y aplanar sus asperidades. Pormenorizo lo que digo siempre, que, si en duda, me alejo del tema para poderlo observar todo junto, en su totalidad.
“A pesar de las ilusiones, la verdad existe, pero la reconocemos tarde, por eso es trágica”, dijo Franz Kafka. En su Metamorfosis Kafka nos retrae un hombre que despierta siendo una cucaracha de tamaño humano. Y no se preocupa para nada por esto, sino por no poder ir a trabajar…Es el retrato del existencialismo que denuncia la mecanización de la vida humana por la industrialización-lo que cronológicamente coincide con el Marxismo que surge viendo la explotación de los obreros en la primera industrialización, en Inglaterra. Kierkegaard ve lo mismo, pero no le importa la economía como al filósofo-economista alemán, sino este descauzar, este desviar de la vida humana desde sus raíces y propósitos primordiales e innatos.
El grano, el quid, base o tema de la filosofía es el Ser, la esencia en el sentido más general. El existencialismo plantea la filosofía desde un aspecto diferente, pues sustituye la esencia con la existencia. El punto de partida es que el hombre antes todo existe, es arrojado en el mundo, así es un-ser-en-el-mundo, es un ser-con, con los demás. El hombre no sólo tiene semejantes, es un semejante; no tiene sexo, es sexo; no tiene oído, vista y tacto, es oído vista y tacto-un planteamiento que se asemeja a la psicología de la Gestalt, pero escarba mucho más hondo, pues no se limita al aspecto psicológico, sino abarca toda la naturaleza del hombre. Esta es la causa intelectual que me empujó a decir que los médicos conocen bien cada parte de un hombre-pero no le queda tan claro como a mi qué ES un hombre en su totalidad. Pues no es lo mismo que la suma de sus partes, lo que los galenos conocen bien.
Y es precisamente este desvío desde nuestra naturaleza impuesto al hombre desde la industrialización del 1,800, y mucho más desde que el ordenador y el celular son partes imprescindibles de nosotros, que no sabemos ver lo real como es, y cuando lo vemos, reconocemos tarde la verdad porque vivimos de ilusiones y deseos… El hombre es un ser que anhela. Un ser-en-el-mundo, un ser-allí, un ser-para-la-muerte: hay que entender y aceptar lo real.