Michael Torresini
Cansado de hablar de Trump, es decir de la política internacional-e incompetente acerca de la nacional, voy a hablar de lo que pasa siempre en lugar de lo que pasa en un momento dado. Y lo que pasa siempre es que usamos la lengua más ilógica de todas, la única que usa los acentos fonéticos, pues los niños antes aprenden el idioma escuchándolo-muy estúpidos los acentos fonéticos que ningún idioma usa. Una lengua muy ineficiente que pronuncia la C y la B igual. Es cómo si llamáramos papa ya sea una patata que una cebolla. En las demás la B y la V se pronuncian completamente diferente; lo mismo díganse por la C, la S y la Z-que sólo en castellano, es decir en España se pronuncia diferente, y lo menciono ya que es muy parecida a la TH inglés que constituye una de las primera dificultad en el aprendizaje de este vital idioma, que se impone más y más por medio de la video cultura, de los ya innumerable emoticones…Una imagen vale mil palabras y precisamente por esto el conocimiento conseguido por imágenes no involucra el uso del celebro que, finalmente, se atrofia…O déjenme repetir lo que decía Giuseppe Sartori en su Homo videns-titulado así atinadamente para diferenciarlo desde el Homo Sapiens. El hombre de las cavernas, que con sus rudos instrumentos satisfacía sus necesidades cotidianas, usaba mucho más el celebro de la última generación que nació bajo el dominio de la video cultura a gran detrimento del discurso articulado que, permítanme hablar claro, es la diferencia entre nosotros y los demás mamíferos.
Los griegos nos lo enseñaron todo, y lo que ellos cultivaron más fue precisamente el arte de la buena retórica. Platón es muy importante no sólo por ser el primer gran idealista de nuestra historia, sino por haber escrito todo lo que dijo Sócrates que él seguí durante ocho años. No creo haya mejor manera de hacer entender la importancia de usar palabras, de articularlas respetando la sintaxis, como se tiene que hacer en latín. Cuando informo a alguien que estudié latín como materia principal durante ocho años, una hora seis días semanales, este se sorprende a sabiendas que ya no se usa en ningún lugar del mundo-y más aún cuando afirmo que no lo hablo fluentemente porque no nos enseñan vocabulario para hablar, nos enseñar las palabras para podernos enseñar la sintaxis latina que es la más inteligente que se haya inventado, tan inteligente y eficiente de permitir decir lo mismo con la mitad de las palabras. Por ejemplo Mutatis Mutandi se traduce con Una vez hecho los cambios debidos-seis palabras en lugar de dos.
Esta excepcional habilidad retórica la tiene el latín por su muy compleja gramática y sintaxis. Los nombres cambian de desinencia según la función lógica que desempeñan en la oración, según sean sujetos, objetos o complementos diferentes. La conclusión que me apresuro a sacar desde este tema gigantesco, es que uno no puede decir nada en latín sin pensar. Os brindo el ejemplo más sencillo: Roma es bella, donde R. es el sujeto, se dice Roma pulcra est; pero amo Roma, donde< R. es objeto, se dice amo Romam; o el dios de Roma se dice deus Romae.
