RUPERTO
Hoy te quiero agradecer
el trato que tú me das,
quererme cada vez más
y tu dulce proceder,
por permitirme nacer
de tu vientre enamorado
donde viví agasajado
oyendo tu corazón,
gozando de protección
y sintiéndome deseado.
Por el parto natural
que te causó gran dolor
soportado con valor
por tu deseo maternal,
tu mirada angelical
al tomarme entre tus brazos
dándome tiernos abrazos
al cobijarme en tu pecho,
sintiéndome satisfecho
por estar en tu regazo.
Por el gusto de mamar
de la fuente de tu seno
que saboreaba sereno
y me habría de alimentar,
tu dulzura al arrullar
meciéndome en un sillón
tarareando una canción
mientras mis ojos cerrabas,
y en la cuna me acostabas
dándome la bendición.
La forma en que me consuelas
al llegar la enfermedad
y con tu inmensa bondad
con gran cariño me velas.
por mi bienestar anhelas
como enfermera genuina,
dándome por medicina
tu calor que reconforta
y a reanimarme me exhorta
mientras el dolor termina.
La paciencia de lidiar
travesuras y maldades,
y tantas ingenuidades
que te prestas a escuchar,
permitiéndome jugar
desarrollando aptitudes
y enfrentar vicisitudes
de mozalbete estudiante,
saliendo siempre adelante
por contar con tus virtudes.
Por invocarme a luchar
encarándome al vivir
con voluntad de embestir
y el gran deseo de triunfar,
enfrentándome al pesar
basándome en tu enseñanza
de la búsqueda a ultranza
por una eterna alegría,
evitando la apatía
al vivir con esperanza.
Con sabiduría me enseñas
al dejarme discurrir
observar y deducir
cosas grandes y pequeñas,
siendo tu ejemplo las señas
es lo tuyo siempre dar,
contigo aprendo a captar
que la vida es un ensueño
y hay que vivirla risueño
por siempre dispuesto a amar.
Tú me enseñaste a querer
y puedo relacionarme
disfrutar y deleitarme
al lado de una mujer,
he disfrutado el placer
de sentirme consentido
el amor he conocido
y sus frutos saboreado,
varios hijos he procreado,
mi vida tiene sentido.
