De filosofía y cosas peores
Michael Torresini
Empiezo la semana con dos palabras más para llegar a una conclusión filosófica cerca de Argentina, pues salió en las noticias que el presidente saliente decretó en las vísperas del traspaso de mando a su sucesor, Javier Milei, que el Estado se haga cargo en el futuro de su custodia en todo el mundo, lo que generó polémica ya que Fernández había adelantado su decisión de mudarse a España. Un decreto presidencial publicado en el Boletín Oficial hoy establece que “en los casos de desplazamientos terrestres dentro y fuera del país”, la custodia del presidente, del vicepresidente, de los exmandatarios y sus familiares directos estará a cargo de la División Custodia Presidencial. Con esta decisión, el Estado argentino pagará para siempre la custodia de Fernández también fuera del territorio argentino, luego de que reconociera sus intenciones de viajar a España, a donde ya habría viajado su pareja, Fabiola Yáñez, y su hijo Francisco. Y esto sería un peronista, un populista y un izquierdista que hizo exactamente todo lo contrario que hizo nuestro buen y realmente populista presidente que acabó con la costosísima guardia presidencial que asimiló en el ejército adecuadamente para no crear desempleo, y remplazándola con una muy económica ayudantía para él sin ni siquiera armas.
Pero historia docet, enseña, y para entender mejor todo el asunto voy a acordaros lo más importante del peronismo: promovió la industrialización y la producción nacional, ampliando el mercado interno y créditos públicos, a través de las empresas estatales, o por medio de políticas tarifarias y de compras preferenciales del Estado. Con el peronismo los trabajadores adquirieron derechos sociales y ocuparon el centro de la escena. Pero, además, el peronismo se presentó a sí mismo como un hito de la historia del país sólo comparable a la revolución de la independencia. Aquí una de mis máximas viene al caso: “Cualquier exceso causa el opuesto de lo excedido”, viene al caso para explicar el nuevo peronismo, el peronismo de izquierda y de derecha. Es una larga historia, pero la conclusión conceptual es la explicación de este último decreto de Fernández, un peronista ma non troppo o un peronista de derecha. O digamos que el peronismo argentino fue un proceso obligatorio que volvió después la truculenta dictatura militar que empezó con el golpe de estado del 1976 con la instauración del estado de sitio y la ley marcial, el establecimiento de la pena de muerte para los opositores, la sustitución de todos los miembros de la Corte de Justicia por jueces incondicionales al nuevo régimen, el allanamiento y la intervención de los sindicatos, la prohibición de toda actividad política y la imposición de una tenaz y minuciosa censura en todos los medios de comunicación. La barbarie con sus atrocidades ineluctables, es y 30,000 desaparecidos acabó en el 1983 creo-y el peronismo volvió a la fuerza, porqué cada exceso causa el opuesto de lo excedido, como estaba diciendo.
Otra salida mía dice que el ego es el gran enemigo de la inteligencia-y fíjense que en Argentina encuentra una de sus más abundantes aplicaciones: Un pueblo culto e inteligente la manda todo al carajito por su ego, tan grande y tan alto que lo único que tienen que hacer los argentinos si quieren suicidarse es subirse arriba de él y echarse para abajo.
