Michael Torresini
Se acaba de ir un paciente de Veracruz. A él lo curé permanentemente en tres sesiones hace un par de meses, luego me trajo un muy buen amigo suyo, un sacerdote, ya grande, pesado y en malas condiciones. No fue fácil convencerlo y a lo largo del lento proceso, le aconsejé de ir con el Dr. François Gobin, en Colón-y de allí sobresalió su renuencia inicial, pues ya había acudido con él y no continuó por los escasos resultados obtenidos. Ya he mencionado el Dr. Gobin y aclaro en este contexto que es bueno en tanto que mejor de los demás, la mayoría de los cuales son descaradamente codiciosos más que todo. Al respecto viene al caso acordaros acerca de una de mis máximas, que cualquier cosa es buena en tanto que mejor de lo que el sujeto pensante que formula el juicio ha visto en su experiencia que, en su conjunto, constituye un término de comparación, un factor igual de importante que lo que se juzga…
Finalmente curé el sacerdote en cuatro sesiones-y con doble satisfacción ya que con él pude desempolvorar mi conocimiento de teología, desde la patrística de San Agustín a Santo Thomas mil años después…Y por último el paciente me trajo su esposa que traté dos veces y que se acaba de ir, como estaba diciendo-y que me motivó aclarar un poco esta bendita quiropráctica que nadie parece entender.
Lo hice recientemente aprovechando de la motivación que me dio una “paciente ideal” que he estado tratando con éxito desde una década y que de repente me hizo ver claramente que no había entendido lo más importante, que un pequeño ángulo hacia adelante y SIN suporte, puede mover las vértebras causando problemas. Ahora hablo de pacientes que conozco sólo desde unos meses, pero con niveles culturales superiores de la paciente autóctona. Por esto hablo de ellos, porque pese a su buena cultura e inteligencia, ellos tampoco parecen entender a cabalidad esta quiropráctica, pues al final me preguntó el marido después que la señora le había asegurado que estaba muy bien: ¿Reposo?
Y lo chusco fue que la señora ya se había sentado donde me siento yo para enderezarme la columna con un enorme suporte lumbar, es decir que ella ya estaba EN REPOSO-lo que causó una risotada entre la señora y yo y que generó mi aclaración al marido que creo sea interesante y que por ende repito: Para la columna vertebral, es decir el órgano que causa todas las molestias en todo el cuerpo, el reposo es estar horizontal-razón por la cual prefiero trabajar hacia el final del día, para que el descanso nocturno fortalezca mi trabajo, o digamos, mi alineación y balanceo. Alternativamente, el ”reposo quiropráctico” se obtiene estando derechito y algo arcado HACIA ATRÁS, razón por la cual la “paciente ideal” se lastimó estando inclinada hacia adelante, o simplemente sentado con un buen suporte lumbar.
Como conclusión, digamos que el reposo quiropráctico no tiene nada a que ver con el reposo que aconsejan los médicos: Si una persona está enferma, el reposo favorece su curación en tanto que permite a sus defensas naturales hacer su trabajo en condiciones ideales, en especial si tiene gripe, lo mejor que pueda hacer es tomar mucha agua, fruta el día y sopita la noche-y permanecer en reposo absoluto así que sus defensas lo puedan restablecer. Aquí el reposo es estar acostado y dormir o descansar para dar una situación ideal a nuestras magníficas defensas para que hagan su trabajo más fácilmente.
La increíble cantidad de medicinas antigripales que hay en el mercado son quizá la mejor prueba que decir que la industria farmacéutica tiene como su finalidad la salud del hombre es como decir que la industria bélica tiene como finalidad la paz. De hecho, esta última hipótesis es menos mendaz y más realística de la primera.