Michael Torresini
Una de las últimas mentiras de AMLO fue negar el dedazo con la Sheinbaum, una mentira a fin de bien como la mayoría de sus mentiras. Claudia es la mejor ya sea para continuar la cuarta transformación ya sea para enfrentar la oposición. La Sheinbaum es culta, la Gálvez no tanto.
Una de las cosas que he repetido más es que la única escuela de filosofía que floreció en EEUU fue el pragmatismo-que sale desde el griego praxis que significa acción. De allí a la falta de cultura progresiva a la cual hemos llegados, de allí a la “how-to knowledge”: Como hacer esto o aquel, que se concentra en la acción dejando a lado todo interés cultural. Entre todas las diferentes carreras la de ingeniería es la en la cual pasa más esto. La Gálvez es ingeniero y su habilidad pragmática es patente: supo volverse senadora y como que el jugoso sueldo no le bastó, supo acaparrar contratos millonarios para su compañía. Y a lo mejor no son de centenares de millones como dijo AMLO, sino de sólo unos, de todo modo su codicia es obviamente su mayor motivación, una codicia que se une a la gula y aparenta de la manera más innegable con su pronunciada obesidad-de allí a la interesante conparación: ni ella ni Claudia son atractiva, pero hay una grandísima diferencia: ella no es atractiva por gorda, Claudia por vieja; ella por algo que pudo evitar, Claudia por algo que no se puede evitar-la edad. Y de allí a un factor más importante aún-la experiencia de la Sheinbaum, una persona que tiene ambos los factores necesarios para ser exitosa-habilidad y voluntad. En cuanto al premier es una persona muy culta e inteligente. Su arquetipo genealógico es contundente y hace parte de los judíos alemanes que detienen el primer lugar del mundo entre los celebros más importantes de nuestra historia-Albert Einstein y Sigmund Freud siendo unos buenos ejemplos. Y que tenga la buena voluntad creo sea avalada por su trayectoria intachable. Y la línea del metro que cayó no es su culpa, es culpa del problema principal que tiene este magnífico país, y una de las razones principal por la cual escribo esta columnilla-falta de civismo.
García Márquez fue galardonado con el Nobel por haber sabido describir los avatares de Colombia y de todo Latinoamérica sin mencionar un solo dato histórico. El título es un buen ejemplo: Cien años de soledad en tanto que opuesto de solidaridad. Los habitantes de Macondo no se ponen de acuerdo y por esto son solos-así como son solos los mexicanos con su brutal falta de civismo. La línea del metro, el helicóptero de Moreno Valle y esposa, el avión del jefe de campaña de Adán Augusto, etcétera, todo se pasó por lo mismo- falta de mantenimiento, falta de cumplimiento, vaya falta de civismo, como estaba diciendo. En México lo bueno es lo que hizo la naturaleza, lo malo lo que hizo el hombre.
Otro dicharacho mío que finalmente no es tan sabio, es que seguido, no siempre pero sí frecuentemente, se puede tener una idea de cómo es alguien desde su cara. Miren estos ojitos de ave de rapiña que están a lado del pico de la Gálvez, una persona de origen humilde que quiere explotar este origen para favorecer los rico a costa de su propio origen. Pero, repito, esto no prueba nada; de hecho, entre los dos que la pusieron arriba, uno sí tiene una gran cara de malandro, el jefe del PRI, en contrasto con lo que fuera su homólogo, Rubén Moreira, que no refleja su abyecta maldad. Imagínense que no se coludió sólo con cárteles mexicanos, sino acabó en Calabria, todo metido con la mafia peor de todas, la ‘Ndrangheta, estuvo preso en Italia y España y EPN lo sacó armando toda la maquinaria del partido que mantuvo el pueblo en esclavitud durante demasiados años. El último gran dedazo fue lo de Salinas que puso un inútil al mando para él pueda seguir con la batuta a detrimento del pueblo…
Hacía mucho tiempo que no decía una palabra de política y planeaba seguir así, pero Marcelo me hizo perder la paciencia-por parlanchín, por jactón y hasta estúpido, poniendo en riesgo toda la obra magna de AMLO y dando así la oportunidad a la Gálvez de salirse con su último sofisma: “Ni siquiera a ti te cumplió” le echó en cara, aunque es sólo una volada sin realismo, pues AMLO nunca le prometió a Ebrard la presidencia.